Tu tan incondicional.

No recuerdo el día exacto pero recuerdo con lujos de detalles como fue el día que la conocí, la primera vez que me saludo un tanto tímida porque era nueva.
Después que entro en confianza no paraba de hablar, hasta me hacía doler los oídos y eso que yo soy una super charlatana pero supo como obtener mi confianza al instante.
Ya pasaron dos años desde aquella vez cuantas aventuras vividas, cuantas alegrías, cuantas lagrimas. Siempre estuvo
cuando lo necesite y siempre trate de devolverle esa hermosa amistad que me brindo y me sigue brindando de la mejor manera posible.
Tantas cosas nos podrían haber pasado juntas pero siempre salimos invictas, siempre safamos de todo. Mis enemigos son los suyos y los de ella son los míos también.
Sinceramente es una de las pocas persona en las que puedo confiar ciegamente y a la cual le cuento absolutamente todo, no tenemos vergüenza ni tabúes juntas somos nosotras mismas y lo que diga el mundo nos tiene sin cuidado.
Es de las típicas amigas que se convierten en familia, que van a tu casa y te abren la heladera, que agarran el teléfono de tu casa y te avisan que están para que vuelvas, que te prenden la compu, el televisor y no les importa nada total ya hay confianza de sobra. Si de esas amigas que son más que amigas, que son como hermanas, hermanas del corazón claro esta pero no por eso menos importante.
Se convirtió en una partecita muy significativa de mi vida.
Hace dos años ya desde la primera vez que nuestros destinos se cruzaron, desde el primer momento fuimos inseparables, planeamos nuestras vidas juntas, nuestra carrera; todo juntas porque sabemos que el destino nos unió para siempre y que esta amistad tan hermosa que tenemos no se acabara jamas.
Y es que es tan hermoso tener una amistad tan pura y verdadera que me pareció justo hoy dedicarle una entrada.